Si pudiera definirse un estilo de vida en el que la aventura se sabe mezclar con la elegancia, la sofisticación y la libertad, ese sería el que brinda una actividad tan dinámica como lo es el yachting.
El deporte y la recreación se integran a través de la navegación marina que es posible con la práctica del yachting, tanto a bordo desde un yate a vela, pequeño y veloz diseñado para competencias o travesías cortas, hasta lujosos botes en los más variados tamaños que permiten cierta distinción cuando de viajar por exóticos lugares del mundo se refiere.
Más allá de presumir un yate de gran tamaño, lleno de lujos, accesorios o la posibilidad de que esta nave sea el sitio de pomposas fiestas o paseos por bahías, islas y playas de ensueño, la responsabilidad en el ejercicio del yachting implica además de conocimientos en navegación, saber asuntos específicos de meteorología, mecánica, primeros auxilios y manejo de sistemas de radiofrecuencias, entre otros, que permitan estar seguros en alta mar.
Navegación terapéutica y para la diversión
Una de las tendencias que más auge ha tenido en virtud de lo que ofrece el yachting, es su capacidad de servir como terapia para el tratamiento de enfermos graves a partir de paseos de un día a bordo de un atractivo yate. Iniciativas como Sailing Heals permiten que pacientes con enfermedades terminales disipen sus penas y se olviden por un momento de su padecimiento, todo en un viaje lleno de paisajes excitantes y de relax a bordo de un yate de lujo.
En el campo de la diversión, el yachting ofrece desde aquellos yates en los que se brindan fiestas para un número promedio de quince a treinta personas, hasta los más apropiados para la práctica de la pesca deportiva en alta mar, en los que se ubican grupos de ocho a diez pescadores.