Comprar un barco es una decisión importante. Un acto que si no se hace con los cinco sentidos, puede condicionar nuestra afición al mar. Ahora más que nunca toca desterrar la compra impulsiva analizando profundamente necesidades, posibilidades y opciones. He aquí 10 consejos-guía para comprar un barco.
Te recomendamos que hagas una labor introspectiva y sincera acerca de tus posibilidades, tus deseos y de tu realidad y te preguntes:
1º ¿QUIERO UN BARCO?
Antes de decidirnos a comprar una embarcación debemos sopesar objetivamente si las satisfacciones que nos va a producir, compensan los gastos y obligaciones a las que nos va a someter. Nuestro barco es el nexo de unión entre la mar y nosotros, es el enlace que nos transforma en marinos y que nos permite descubrir nuevos paisajes, zambullirnos en lejanas costas, vivir inimaginables aventuras, disfrutar de inolvidables momentos en familia o con amigos, y forjar nuevas amistades dentro del mismo entorno; pero a su vez precisa de nuestros cuidados y nuestra atención.
Si no sabemos conllevar esa ambigua relación, corremos el riesgo de que nuestra nave se transforme en una amante celosa que requiera más atención y gastos de los que estamos dispuestos a ofrecerle, tornándose en un ente del que deseamos deshacernos a toda costa.
2º ¿COMPRAR O ALQUILAR?
El desembolso que supone la compra de un barco, la mensualidad del puesto de atraque y los gastos que ocasiona el mantenimiento, han hecho proliferar las agencias de alquiler, con precios muy competitivos.
Es una posibilidad a tener presente si nuestros días de navegación son limitados (es decir, que navega un mes al año, repartido en dos semanas en agosto y ocho fines de semana en verano). Pero, desde un punto de vista personal nunca se sentirá lo mismo navegando en barco propio que en alquilado, aunque ello nos suponga un esfuerzo económico. Pincha aquí para conocer los “pro” y los “contra” de alquilar una embarcación.
3º ¿VELA O MOTOR?
Una vez que hayamos decidido embarcarnos en la irreversible aventura de ser armadores, debemos elegir el tipo de embarcación. Aunque ambas permiten navegar, nos ofrecen diferente relación con la mar.
Vela:
A Favor | · navegación silenciosa· autonomía ilimitada
· Combustible gratuito y ecológico · integración absoluta con el medio. · Nos lleva a los mismos lugares o incluso más lejos que las de motor (aunque en mayor tiempo) · resulta la forma más romántica y ancestral de navegar |
En contra | · requiere tiempo y trabajosas maniobras para lograr capturar el viento con las velas.· menos habitabilidad a bordo
· singladuras más largas |
Motor:
A Favor | · nos traslada rápidamente a los lugares que deseemos ir sin depender del viento· permite establecer horarios
· las singladuras son más cómodas · las embarcaciones suelen ser más espaciosas · la navegación es más sencilla · precisan de menos mantenimiento que los veleros |
En contra | · es ruidoso· combustible caro
· limitada autonomía |
Además, debe tener en cuenta:
• Navegar a vela NO te convierte en mejor marino que los navegantes a motor. Ambas navegaciones son diferentes maneras de conseguir un mismo fin: disfrutar la mar y lo que ella nos ofrece.
• Las preferencias de la familia. ¿A qué aspiran ellos? ¿disfrutan navegando al son del viento o prefieren llegar rápido a la cala para darse un largo baño, cambiar de fondeadero si las condiciones varían y estar de regreso al mediodía?
4º ¿QUÉ ESLORA?
Una vez elegido la forma de propulsión, debemos decidir la eslora de nuestro barco.
Las pequeñas embarcaciones, tanto de vela como de motor, resultan ideales para la navegación diaria. Permiten pasar un agradable día en la mar, disfrutar de la navegación realizando sencillas maniobras, fondear en pequeñas calas de escaso calado, y en definitiva, de todo lo que se puede realizar en la mar durante un fin de semana. Aunque también, dependiendo el modelo y la intrepidez de los tripulantes, en pequeños veleros se pueden realizar largas travesías.
El precio de compra los barcos aumenta en proporción geométrica a su eslora, y no siempre mayor tamaño nos proporciona más facilidades. A mayor eslora, el seguro se encarece, el mantenimiento resulta más complicado, los repuestos más costosos y el puesto de atraque en la marina mucho más caro. Para tener una idea, en un puerto de tarifa media, el atraque, para no socios, de 8 metros puede costar unos 2.700 Euros al año. El de 10 metros unos 4.000 al año y el de 12 metros unos 5.500 Euros anuales.
Otras ventajas de las pequeñas embarcaciones son:
• La posibilidad de transportarlos en un remolque para invernar en un terreno o en una marina seca, lo que nos reduciría considerablemente los costes de atraque.
• La exención del impuesto de matriculación (12%) para embarcaciones de 8 metros de eslora o menores.
• La titulación para navegar hasta cinco millas de la costa requerida para embarcaciones a vela hasta 8 metros y a motor hasta 7,5m es la de Patrón de navegación básica, conocida popularmente como “Titulín”. Consiste en un sencillo examen tipo test de 40 preguntas y unas prácticas de 12 horas o examen práctico. Mientras que para embarcaciones mayores será necesario el P.E.R o Patrón de Yate.
No obstante, si aspiramos a otro tipo de navegación deberemos decantarnos por mayores esloras, tratando siempre de que sea la adecuada a nuestras necesidades. Las de menor eslora resultan más prácticas y económicas, aunque si son demasiado pequeñas para la utilización que pretendemos darle, nos limitará numerosas posibilidades. El tamaño del barco repercute enormemente en el precio, por lo que debemos ajustarnos al que realmente precisemos.
La creencia de que mayor eslora implica más seguridad en la navegación, no es totalmente cierto. En barcos grandes se necesita mayor tripulación y las maniobras resultan más complicadas. La seguridad depende más de la calidad de la embarcación y del equipamiento, que del tamaño. Los problemas en la mar comienzan cuando empiezan a romperse cosas. Por ello, en los barcos no es válido lo de “ande o no ande, barco grande”
5º ¿QUÉ TIPO DE BARCO?
Si optamos por elegir en velero, debemos decidir el tipo de navegación que pretendemos hacer. Cruceros costeros, navegación de altura o regata, así como cuantos tripulantes irán habitualmente a bordo. Cada estilo de navegación requiere diferente diseño de barco, y aunque suelen ser ambivalentes, un velero de regata no es adecuado para un crucero costero, ni un pequeño crucero es confortable para permanecer largos periodos a bordo.
Si pretendemos realizar navegación de altura, debemos escoger una embarcación de calidad y bien equipada capaz de resistir tiempos adversos y capear temporales. Los veleros que reúnen estas cualidades resultan más caros que los de marcas comerciales fabricados en grandes series con un significativo ahorro de costes, para poderse ofertar a precios competitivos. Estas últimas son más adecuadas para realizar travesías sin excesivas complicaciones, que para surcar lo océanos.
En embarcaciones a motor también disponemos de una amplia gama que satisfacen todas las necesidades. Potentes fuerabordas de gasolina para practicar esquí acuático, realizar excitante pilotajes, rápidos trayectos y breves jornadas de pesca. Lanchas de motor diesel donde practicar conducción deportiva, deportes acuáticos, o realizar largas y placenteras singladuras con la familia. Barcos tradicionales para navegación “slow” donde el estres y la ansiedad se estiban en la sentina. Pequeños cruceros costeros, que nos permiten pernoctar al ancla y pasar nuestras vacaciones recorriendo el litoral. Yates de pesca donde cargar los pertrechos y carnada viva, para practicar deportivamente la pesca de altura. Grandes, lujosos y ostentosos yates de elevado precio, que atraen las miradas de los neófitos visitantes de los puertos.
Los motoveleros son otra opción a tener en cuenta. Resultan un híbrido de la vela y el motor. Permiten navegar a vela cuando las condiciones son favorables, al tiempo que al ir equipados con un potente motor también permiten realizar grandes distancias a relativa velocidad. Su diseño, a caballo entre la vela y el motor no es el adecuado para ninguno de los casos, pero sirve para ambos. Su habitabilidad y confort son superiores a las de un barco a vela, pudiendo pilotarse como uno de motor con cualquier estado de la mar. Son muy populares en el mar del norte, donde las condiciones de navegación no siempre son óptimas para disfrutar de la vela. En el mediterráneo tiene muchos adeptos, debido a las habituales encalmadas y vientos caprichosos que nuestro mar nos suele ofrecer.
Cualquier que sea el tipo de embarcación que escojamos, debemos de estar seguros que satisface nuestras necesidades, y que el precio y costes de mantenimiento están acordes a nuestra solvencia. Andes de decidirnos definitivamente por un barco, conviene consultar con varios distribuidores, vendedores, y amigos de confianza entendidos en la materia, que nos aconseje cual es la opción más adecuada para nuestras necesidades, y nos hagan un cálculo de los costes reales que nos supondrá.
6º ¿QUÉ MARCA Y MODELO?
No siempre suele ser válido que lo más caro sea lo mejor, pues depende de muchos factores comerciales. Aunque es indiscutible que determinados astilleros están avalados por una excelente calidad, demostrada durante años de intachable producción, ¿compensa pagar el sobreprecio, para el uso que nosotros vamos a hacer de nuestra embarcación? Más complicado resulta elegir entre los innumerables modelos de características similares, a veces ofertados incluso por el mismo astillero. ¿Cómo elegir entre el abultado catálogo, el más adecuado para nuestras necesidades?
El método más fiable es leer los “tests” de barcos publicados en revistas como Navegar. En ellos, probadores profesionales hacen un exhaustivo análisis de las prestaciones, cualidades y defectos de la embarcación. Detallando todas las características de construcción, navegación, maniobra, y habitabilidad necesaria para que el lector tenga una referencia clara y objetiva, pudiendo compararlo con modelos similares.
Otro de los condicionantes para decidirnos por un determinado barco, es su aceptación en el mercado. Conviene valorar las facilidades de venta que pudiera tener el día que decidamos deshacernos de ella. Una marca popular, de reconocida reputación y muchas unidades vendidas, suele tener siempre compradores.
7º ¿DÓNDE COMPRAR?
Algunos astilleros conceden la exclusiva a un determinado importador, otras se pueden adquirir en diferentes concesionarios. Generalmente es recomendable acudir a una empresa solvente, distribuidora de varias marcas para que, nos asesore sobre sus ventajas e inconvenientes, nos muestre los diferentes modelos explicándonos todos los detalles, nos ofrezca financiación y, a ser posible, que nos permita probarlas.
Debemos considerar siempre el precio final de la embarcación puesta en el agua, ya que al precio de venta se le deben sumar el 12% del impuesto de matriculación (para más de 8 m de eslora), el 18% del IVA, los extras de los equipos opcionales que instalemos, y el transporte desde el lugar de origen hasta el destino solicitado.
Es muy importante aclarar bien todos los aspectos relativos a la garantía, debido a que las embarcaciones nuevas pueden presentar pequeños problemas técnicos de “puesta a punto” durante su primer año de uso.
Los salones náuticos, son la ocasión propicia para adquirir una embarcación nueva. Los principales distribuidores instalan sus propios stands donde exhiben todas las novedades, disponiendo de un personal especializado y complaciente que amablemente nos asesorará, solventará nuestras dudas y nos mostrarán los nuevos modelos. Esto permite comparar todos los barcos, sin necesidad de tener que desplazarnos para visitar los diferentes concesionarios. Además de poder beneficiarnos de las interesantísimas ofertas promocionales y descuentos que siempre se ofrecen en las muestras.
8º ¿COMPARTIR UN BARCO?
Existen varias opciones:
Boat sharing, o barcos en participación. Muy frecuente en países norteños, consiste en la compra de una embarcación con la participación de varios accionistas, que se reparten el tiempo de uso según las acciones adquiridas. Es una modalidad prácticamente desconocida en España, ya que no estamos preparados para ese tipo propiedad al no ser coherente con nuestra cultura, conducta y forma de vida. Pero ello no implica que con el tiempo la adoptemos.
Clubes de vela. Pensados como solución para todos aquellos que quieran iniciarse a la vela sin la necesidad de comprar un velero, ni preocuparse de su mantenimiento. Con una cuota mensual de unos 125 euros, se tiene derecho a navegar durante todas las semanas del año compartiendo la embarcación con tres o cuatro grupos de unas 6 personas.
Propiedad compartida. Es la que ofrecen determinadas agencias internacionales de alquiler. El propietario adquiere la embarcación a través de la agencia, con los descuentos y la financiación que ésta le ofrece. Durante cinco o seis temporadas la cede a la empresa para que se encargue de la gestión del alquiler, incluyendo los gastos de seguro, mantenimiento, amarre y reparaciones. Durante ese periodo el propietario recibe unos intereses que varían dependiendo la agencia y la ubicación del yate. Pudiendo navegar hasta 12 semanas al año en él o en otro de similares características que la empresa posea en los diferentes destinos que tiene repartidos por el mundo. Después de las temporadas suscritas, el velero pasará a entera disposición del propietario, desentendiéndose la empresa de su gestión y mantenimiento.
9º ¿NUEVO O DE OCASIÓN?
Una mirada a la sección de barcos usados bastará para evidenciar la diferencia de precio entre estos y los nuevos. ¡Pero cuidado, no es oro todo lo que reluce!
Las ventajas de los barcos de ocasión son el precio de venta, la exención del 12% del impuesto de matriculación, ya que la embarcación está matriculada, y la reducción del IVA al 6% del precio pagado o precio medio de venta aplicable. Mientras que los inconvenientes pueden ser numerosos, como que no suelen tener garantía, y, en algunos casos, las reparaciones posteriores, además de suponernos considerables trastornos, pueden elevar significativamente el precio.
Es aconsejable contratar a un perito profesional que detalle meticulosamente el estado de la embarcación, los arreglos a realizar, el coste de estos, y presente una tasación actualizada. Y además:
• Cerciorarse de que la I.T.B. esté al día.
• Comprobar la vigencia y condiciones del seguro. Enterarse si se puede traspasar al comprador si este lo solicitase. En algunos casos, especialmente en los yates de más de diez años, el seguro cambia las condiciones o no acepta el traspaso a un nuevo propietario.
• Asegurarse de que toda la documentación esté en regla, y despachado para la categoría que nos interesa. Categoría A: autoriza viajes oceánicos. Categoría B: permite navegar en alta mar. Categoría C: limita la navegación a aguas costeras. Categoría D: restringe la navegación a aguas protegidas (pantanos, ríos, estuarios, bahías, etc.…)
• Verificar que no tiene pagos pendientes, ni está sujeto a hipotecas o embargos.
10º “REVISAR” EN UN BARCO USADO
• Inspeccionar detalladamente el casco tanto la obra viva como la muerta, comprobando que no ha sufrido grandes reparaciones, no presenta deslaminados en la cubierta, principalmente en los puntos que soportan esfuerzo, ni muestra signos evidentes de osmosis.
• Comprobar el estado del motor y la transmisión, especialmente si no mantienen la pintura original.
• Revisar el estado del sistema eléctrico. Este debe estar un buenas condiciones y no presentar puntos sulfatados.
• Verificar que el timón y el sistema hidráulico o mecánico de este funcionan correctamente.
• En caso de veleros, ver el estado de la jarcia, anclaje, cadenotes, y mástil, aunque para ello sea necesario desmontar mamparas.
• Cerciorarse de la estanqueidad de escotillas y lumbreras. Esto se puede realizar rociando con una manguera agua a presión por las juntas, observando que no se produzcan filtraciones ni goteras en el interior.
• Asegurarse del correcto funcionamiento del equipamiento, pertrechos y electrónica.
• Considerar el estado general de la embarcación.
Fuente: http://www.navegar.es/