Si hay algo en el mundo que podemos asegurarte es lo siguiente: Jamás te arrepentirás de visitar Ibiza. Y si durante tu estancia te decides a alquilar un catamarán, yate o velero ¡la pasarás mucho mejor! Sucede que esta opción te dará mucho más para ver, probar y experimentar que si te limitas a visitar la costa como el resto de los turistas.

Acá te contaremos por qué de verdad tus días de asueto pueden ser completamente distintos y maravillosos en Ibiza y sus alrededores.

Podrás aislarte del mundo… realmente

Si quieres pasar días de completa relajación y noches maravillosas al arrullo de las olas, debes alquilar un catamarán, ya que eso no lo conseguirás en un hotel en tierra. El ruido urbano, el ir y venir de pobladores y visitantes y la agitación propia de las ciudades portuarias puede ser muy estimulante, pero si lo que buscas es refugiarte en una burbuja de calma y belleza, no hay nada mejor que embarcarte. Una vez que pruebes no querrás dejar de hacerlo.

¿Aburrirte? ¡Imposible!

En un catamarán hay más para hacer de lo que imaginas. Además de nadar, bucear y hacer deportes acuáticos, puedes organizar juegos y competencias en las que participen tus invitados, organizar una tarde cine en cubierta y por supuesto, tomar rumbo a todos los rincones de Ibiza y Formentera.

Si lo tuyo es pasarla más en calma, no tienes de qué preocuparte, pues a bordo tendrás aire acondicionado, bar, televisión, baño de vapor  y más para que te rindas al descanso pleno sin limitaciones y lo más importante, sin interrupciones.

Verás lo que nadie

Si quieres conocer hasta el rincón más recóndito de la isla, debes animarte a navegar, pues no lo conseguirás si siempre lo pospones y te quedas en tierra. A bordo de tu propia nave podrás diseñar un itinerario a la medida que te permita descubrir desde un banco de coral escondido en que puedas bucear o hacer snorkel, hasta a un rincón encantador en algún punto de las costas cercanas.

Aquí podrás parar un rato y descubrir maravillas insospechadas en una tienda de antigüedades local o comer un plato de mariscos casero cuyo encanto ha pasado de generación en generación sin que nadie haya podido descifrar su secreto. Así que ya lo sabes, embárcate y decídete a crear tu propia mágica experiencia.