Conceptos de Navegación

Conceptos de Navegación

A continuación os enumeramos una serie de nociones que toda persona que se hace a la mar con un barco de vela, debe tener en cuenta para poder navegar de forma correcta y sin contratiempos.

Navegando siempre hay que estar sentado en el barlovento del casco, que es el lado por donde viene el viento, y en la popa, pero no al final, ya que hay que dejar sitio para el movimiento del timón.

Se coge el timón por la caña o por el stick con la mano que mira a popa y con la que mira a proa se coge la escota de la vela mayor. No hay que soltar estos dos objetos mientras se navega.

Dependiendo del viento hay que sentarse dentro o en el borde exterior del casco o en caso de mucho viento inclinado hacia detrás o incluso colgado del arnés. La finalidad es que la embarcación se aplane respecto a la superficie del mar. Así con mucho viento y estando sentado dentro escoraría (se inclinaría) hacia sotavento porque la fuerza del viento es mayor que la de la tripulación y por lo contrario con poco viento y sentado en el borde exterior escoraría hacia barlovento porque la fuerza del viento en este caso es menor que la de la tripulación.

Se llama cazar al hecho de cerrar la vela y se realiza estirando de la escota. Por el contrario amollar es abrir la vela, hay que soltar escota.
Hay que llevar las velas hinchadas, todas ellas llenas de viento pero sin pasarse. Si se lleva una dirección y la vela flamea, se va cazando hasta que deja de hacer arrugas al lado del mástil. Constantemente hay que controlar la parte de las dos velas que está más a proa, allí se ve si cogen mal el viento cuando están poco cazadas.

Es muy importante que durante la navegación miremos siempre hacia delante, más allá de la proa, constantemente para evitar abordajes, choques o atropellos. Nuestra seguridad y la de los demás depende precisamente de la atención que estemos prestando.

Para dirigir la embarcación, se hace con el timón, que viene a parecerse al volante del automóvil:
– si se lleva el timón hacia uno mismo a barlovento, la embarcación irá a buscar el favor del viento.
– por el contrario, alejando el timón hacia sotavento, la embarcación irá a buscar a donde viene el viento.
De esta forma estaremos dirigiendo nuestra embarcación exactamente al lugar que deseamos.

Lo que acabamos de hacer, respecto al viento, se llama orzar, que es cuando la proa de la embarcación va a buscar el lugar de donde viene el viento. Por el contrario, se llama arribar cuando la proa va a buscar la misma dirección del viento (hacia donde se dirige el viento):

Navegación y Rumbos

Cuando navegamos, es imprescindible saber de qué modo ir en una dirección u otra. Para ello hay que conocer la dirección del viento. Hay un ángulo de 45º a cada lado de la dirección del viento al que es imposible ir, ya que la embarcación se quedaría proa viento y las velas flamearían y por consiguiente la embarcación quedaría a la deriva.

Los diferentes rumbos que nos encontramos son:
Ceñida: Es el rumbo que más se acerca a donde viene el viento. El viento entra por la amura y para aprovechar al máximo esta entrada, las velas estarán cerradas al máximo. La botavara queda a la altura de la aleta, que es el costado de popa del casco. Es uno de los rumbos más difíciles de realizar pero muy necesario. Si hay que ir contra viento entonces se realizan varias ceñidas en forma de zigzag, es la única manera de remontar el viento.

Través: Éste es el rumbo más fácil. Se navega a 90º de la dirección de donde viene el viento y este se recibe por el través del casco. Es decir, la embarcación está perpendicular al viento y las velas medio abiertas. Este rumbo es el que debe realizar primero el debutante, a babor y a estribor del viento, ya que se vuelve al mismo punto de inicio.

Largo: En este rumbo se recibe el viento a 135º y éste entra por la aleta del casco. La vela aún está mas abierta que en el través y se puede subir un poco la orza. Es el rumbo en que la embarcación va más rápido.

Empopada: El viento se recibe por la popa de la embarcación y las velas están completamente abiertas, es decir, perpendicular al casco. En esta posición las velas pueden estar una en babor y la otra en estribor, a esto se llama que están en orejas de burro. Es posible subir del todo la orza ya que aquí no hace mucha función. Hay que corregir los desvíos de rumbo ya que es fácil perderlo y es posible realizar una trasluchada involuntaria, lo que puede ser peligroso ya que la vela cambia de lado bruscamente y la botavara puede golpear con fuerza la cabeza del navegante.

Podríamos decir que las dos formas extremas de navegar a vela son la ceñida y la empopada; no puede haber nada mas distinto que los dos sistemas de fuerzas que intervienen allí. Mientras que en ceñida el velero está equilibrado y tiene tendencia a mantener el rumbo (por tanto está en equilibrio estable) en la empopada todo contribuye a que el barco se vaya de su rumbo.
Veamos lo que ocurre en ceñida: el empuje de las velas da una resultante con grán empuje lateral y poco empuje propulsivo, pero el efecto antideriva proporcionado por la quilla u orza permite que el barco ande hacia delante.
Confirmemos aquí que el empuje lateral de las velas y la resistencia del perfil sumergido tienen que estar igualados, o de lo contrario el barco se desplazaría lateralmente. Tenemos pués un primer equilibrio. Pero si decimos que el velero navega en equilibrio estable nos estamos refiriendo mas bién a su voluntad de mantenerse a rumbo, contra la tendencia a separarse de él que registra cuando va en popa.

Imaginemos que el velero orza demasiado, ya sea por su natural tendencia, por culpa de un fallo en el timón o a causa de una ola: si las velas están cazadas correctamente, la mayor será la primera en sufrir el desvente producido por el génova. Aunque éste se devente también en el grátil, el centro vélico efectivo se desplazará hacia proa, lo cual combinado con la pérdida de velocidad del velero que le hará deslizarse de costado sobre el agua al perder eficacia su plano de deriva contribuirán a hacerle volver a rumbo.

Si el equilibrio vélico es correcto, también al caer demasiado el barco, disminuirá la eficacia del génova, al ser tapado por la mayor. El centro vélico se desplazará hacia popa, dando al barco ganas de orzar y devolviéndole a su rumbo inicial. Este movimiento automático puede no ser muy evidente en los barcos actuales debido a la gran superficie de la pala del timón, que en muchos casos está compensada. Al ser el timón móvil y afectar de forma tan notable al rumbo, su efecto puede sobre el equilibrio del velero. Al amarrar el timón en una posición fija se observa el equilibrio con más facilidad.

Si pasamos de la ceñida al descuartelar, al aflojar las escotas, nos encontraremos con que el barco tiene todavía más tendencia a orzar. ¿A qué se debe esto, si parece que al aflojar las escotas el centro vélico se desplaza hacia delante y por tanto debería el barco ser más manejable? Un pequeño dibujo nos permite ver como, al abrir las velas, el centro de empuje se va hacia el costado y produce un momento de giro que obliga al barco a irse de orzada. Este es un punto de desequilibrio que sólo puede compensarse accionando el timón.

En cuanto al equilibrio navegando en popa, también la física contradice la primera impresión y demuestra que es el más inestable y complejo. Asumamos que un velero navega empujado por el viento sin alcanzar su velocidad límite, con la mayor y el spynaker izados. Lo primero que vemos es el equilibrio entre las dos fuerzas opuestas del empuje de las velas y el freno causado por el paso del casco en el agua. Si el empuje es mayor el barco acelerará, al aumentar la velocidad crecerá la resistencia, de forma que cuando ambas sean iguales se producirá el equilibrio. Cualquier pequeño incidente que desvíe el barco de su rumbo puede desequilibrarlo muy fácilmente. Mientras el empuje del spynaker y la mayor se encuentren en línea por el centro de gravedad del barco y por tanto, del punto de aplicación de freno, el barco irá recto. Pero sólo hacen falta cinco grados de escora para que la mayor y el spy tiren apoyados en un costado y hagan orzar el barco. Si nadie corrige ésto en el timón puede el spy llegar a vaciarse; la mayor entonces será la única fuerza de propulsión que hará orzar el barco hasta que éste quede atravesado al viento.

Preferencias de navegación

¿Como podemos prevenir los abordajes? ¿Conocemos las «preferencias de paso» en el mar? Estas básicas cuestiones pueden a veces ser complejas preguntas que dan lugar a situaciones de riesgo cuando nos encontramos ante ellas. La mayoría de los abordajes accidentales que se producen en el mar son debidos al desconocimiento de estas sencillas premisas que a continuación te mostramos. Para saber quien tendría preferencia en estas situaciones, basta que pases sobre la embarcación de la que deseas conocer la preferencia que disfrutaría.
Cuando dos buques de vela se aproximen uno al otro, con riesgo de abordaje, uno de ellos se mantendrá apartado de la derrota del otro, en la forma siguiente:

– cuando cada uno de ellos reciba el viento por bandas contrarias, el que lo reciba se mantendrá apartado de la derrota del otro.

– cuando ambos reciban el viento por la misma banda, el buque que esté a barlovento se mantendrá apartado de la derrota del que esté a sotavento.

– si un buque que recibe el viento por babor avista a otro buque por barlovento y no puede determinar con certeza si el otro buque recibe el viento por babor o estribor, se mantendrá apartado de la derrota del otro.

La sencilla observación de estas preferencias de paso nos ahorrará verdaderos disgustos en el caso de encontrarnos en cualquiera de las posibles situaciones propuestas.

 

 

 

 

 

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